El Honorable Cuerpo Consular acreditado en Santa Cruz de Tenerife celebró el pasado día 24 de febrero un almuerzo de cortesía en el Club Oliver con el vicepresidente del Gobierno de Canarias y consejero de Economía y Hacienda, José Manuel Soria López, quien, entre otros aspectos, expuso a los asistentes una pormenorizada visión de la situación económica actual, tanto a nivel regional como nacional, así como de las perspectivas posibles para una recuperación efectiva de la situación.

El vicepresidente, que contestó de manera detallada a las preguntas que le formularon algunos cónsules, agradeció la invitación del Cuerpo Consular, que en la actualidad preside, en calidad de decana, la señora cónsul de Guatemala en Santa Cruz de Tenerife, Silvia Vassaux Chinchilla.

Además del vicepresidente del Gobierno de Canarias, también asistieron otros miembros destacados de la ejecutiva regional del PP: Cristina Tavío, presidenta del PP en Tenerife; María del Carmen Hernández Bento, vicesecretaria de Organización e Innovación del PP en Canarias y miembro del Gabinete de Estudios Socioeconómicos del Ejecutivo y Rosa Rodríguez, secretaria insular del PP en Gran Canaria y, asimismo, miembro del equipo del vicepresidente José Manuel Soria. El encuentro transcurrió en un ambiente de máxima cordialidad.

José Manuel Soria, a su llegada, acompañado por Rosa Rodríguez y Silvia Vassaux, decana del Cuerpo Consular de Santa Cruz de Tenerife

Foto de familia del vicepresidente Soria y acompañantes con el Cuerpo Consular acreditado en Santa Cruz de Tenerife

Soria conversa con los cónsules Joaquín Escoda (República Checa), Guillermo de la Torre (Ecuador) y Juan Cullen (Austria)

Wolfgang Kieesling (Tailandia), Ingo Pangels (Alemania) y Juan Carlos Díaz Lorenzo (Finlandia)

Juan Carlos Díaz Lorenzo

Impresionados ante la magnitud de la tragedia que se ha cernido sobre el hermano pueblo madeirense, queremos unirnos en el dolor y enviarles desde aquí un abrazo solidario, deseando que acabe, cuanto antes, el penoso proceso de recuento de víctimas, y puedan dar el adiós terrenal y la memoria colectiva e imperecedera para quienes, por azar de los desafíos de la naturaleza, encontraron de imprevisto el final de sus vidas. Y, al mismo tiempo, deseamos que se recupere poco a poco la normalidad en una isla de singular belleza y buena gente, de cuya hospitalidad somos deudores.

Desde aquí enviamos un abrazo solidario al noble pueblo de Madeira

Juan Carlos Díaz Lorenzo

Desde mediados del siglo XVI, los suecos, que habían logrado contener los ataques del zar Iván el Terrible, lograron apoderarse de algunos territorios en Estonia y en la región de Ingria y a partir de entonces el país de Finlandia conoció una época de relativa prosperidad, creándose nuevos asentamientos, así como vías de comunicación, servicios postales y, como hito cultural más destacable, la fundación, en 1640, de la Universidad de Finlandia, en Turku.  

En 1648, cuando se firmó la Paz de Westfalia, Suecia salió triunfante y comenzó un período que significó una europeización política y cultural del país, consolidado en una gran potencia y que desarrolló una actividad política y militar apuntando hacia los Países Bálticos, Polonia y más tarde, Alemania. La reina Cristina, hija de Gustavo II Adolfo, que había subido al trono en 1644, se convirtió al catolicismo y abdicó de su reino en 1654, pasando en Roma la mayor parte del resto de su vida.

Durante su reinado, en el que la ciudad de Estocolmo alcanzó una relevante posición como sede del Gobierno central y de las administraciones del país, tanto los jefes militares como la nobleza vieron reforzado su poder e influencia y, curiosamente, hemos de señalar que una gran parte de los impuestos eran recaudados en los feudos de Ostrobotnia y en Carelia. Y ello fue así, entre otras razones, debido a la prohibición impuesta a las ciudades del golfo de Finlandia y del golfo de Botnia de comerciar libremente con el extranjero, haciéndolo siempre a favor de la capital. Durante este período, la población y los centros económicos del reino estaban situados en las ciudades de Gotemburgo, Estocolmo, Turku, Tallin y Viborg. 

Extensión del Gran Ducado de Finlandia (1662)

Finlandia, mientras tanto, mantenía un protagonismo secundario y no sería hasta el siglo XVIII cuando se convirtió en una región periférica, debido tanto a la expansión de Gotemburgo y del comercio con occidente como al avance de Rusia hacia el oeste, en tiempos del reinado de Pedro el Grande.

La historia de Finlandia en el siglo XVII está jalonada de una serie de acontecimientos destacados, como la creación de un Tribunal de Apelación en la ciudad de Turku (1623), la fundación de la Universidad en dicha ciudad, a la que ya nos hemos referido; la traducción del texto íntegro de la Biblia al finés (1642) y el nacimiento de algunas ciudades y administraciones especiales, como la del gobernador general, el conde Per Brahe.

Durante la primera etapa de gobierno de este personaje, el territorio estaba constituido por las provincias de Finlandia y de Käkisalmi, mientras que en la segunda etapa eran las provincias de Finlandia y Ostrobotnia las que integraban dicho territorio, y no la de Käkisalmi, lo que demuestra, en opinión del profesor Matti Klinge, “que la palabra Finlandia no se utilizaba con el mismo sentido que ahora”.

Estampa otoñal de la catedral de Turku y sus alrededores

Por entonces se produjo una corriente migratoria dentro de las fronteras del reino, lo cual repercutió en las relaciones lingüísticas. Desde la Edad Media venía produciéndose la emigración de los finlandeses occidentales a Suecia, y a comienzos del siglo XVII, mucha gente de la población agrícola de la provincia de Savo se desplazó a las regiones de Värmland y Dalarna, donde poco a poco fueron fundiéndose lingüísticamente con los suecos. Del mismo modo que la centralización del reino y la preponderancia cada vez mayor de Estocolmo contribuyó a reforzar la posición de la lengua sueca en Finlandia.

De modo temporal, sin embargo, se atendió a que los funcionarios destinados en las zonas fino-parlantes conocieran la lengua finesa, y en el siglo XVIII hubo en la Dieta un traductor finés para los representantes del campesinado. En Estocolmo, junto a la iglesia principal de la ciudad, había una iglesia finlandesa que todavía hoy presta sus servicios. Hay que destacar, no obstante, que en el siglo XVII la lengua alemana desempeñaba un gran papel en la corte y en la burguesía de las ciudades, del mismo modo que lo hacía el latín en el mundo universitario.

Sin embargo, en las dos primeras décadas del siglo XVIII, la denominada Guerra del Norte (1700-1721) acabó con este período de estabilidad y prosperidad, rematado por la derrota del rey Carlos XII de Suecia a manos de las tropas del zar Pedro el Grande en la batalla de Poltava (1709), lo cual facilitó la invasión rusa de Finlandia (1710) y la consiguiente devastación del país, época triste en la memoria colectiva conocida como la “Gran Rabia”.

La batalla de Poltava, pintada por Denis Marten el Joven (1726)

Los acuerdos del Tratado de Nystad (1721) permitieron que Rusia se apoderara de los territorios de Estonia, Livonia, Ingria y del istmo de Carelia, siendo éste último motivo de enfrentamientos en el transcurso del tiempo. Casi a mediados de la centuria, en 1743, el Tratado de Turku agregó una porción del territorio de Finlandia. A comienzos del siglo XIX (1808), el zar Alejandro I de Rusia, después de la paz firmada con Napoleón en Tilsit, decidió invadir el país finés y unos meses después, en 1809, el Tratado de Fredrikshamn reconoció oficialmente su anexión.

Había nacido, entonces, la etapa rusa del Gran Ducado de Finlandia, término con el que se conoce el periodo que abarca desde la conquista del territorio en la Guerra de Finlandia (1808-1809) hasta la independencia del país, declarada el 6 de diciembre de 1917. Sin embargo, Finlandia era conocida como Gran Ducado desde 1581, cuando el rey Juan III de Suecia adoptó el título de gran duque y tal dignidad fue, por consiguiente, un rango honorífico atribuido a los reyes suecos hasta 1809.

Durante dicho período de autonomía la evolución política, cultural y social del país no dependió tanto de la forma de gobierno, sino de la benevolencia de cada uno de los zares rusos. En el transcurso del siglo XIX, Finlandia experimentó tanto períodos de desarrollo favorable como otros de opresión o “rusificación” por parte de los mandatarios de turno.

El zar Alejandro I se autonombró Gran Duque y configuró el territorio añadiéndole los anexos conquistados en 1743 y 1809, así como la mayor parte de los territorios adquiridos por el Tratado de 1721, de modo que, en la práctica, las fronteras de Finlandia se encontraban próximas a la gran ciudad de San Petersburgo, lo cual sería motivo de importante controversia en el transcurso de algo más de un siglo después. Alejandro I prometió una autonomía según las estipulaciones de la constitución sueca de 1772 y 1789, y aunque al final de su reinado se hizo más conservador en sus ideas, no llegó a violar la constitución finlandesa.

Nicolás I, su hermano y sucesor, fue más autoritario y reinó sin convocar la Dieta -parlamento basado en cuatro estados: noble, clerical, llano y campesino-, controló la libertad de prensa, aunque mantuvo su promesa de Gran Duque y no interfirió en los asuntos internos de Finlandia.

Plaza del Senado de Helsinki, con la estatua del zar Alejandro II

Su hijo Alejandro II fue bastante más liberal con respecto a Finlandia. Convocó la Dieta en 1863, lo que supuso el comienzo de un fructífero período de legislación. Alejandro III, hijo del anterior, adoptó una orientación conservadora y paneslavista, que tuvo sus repercusiones también en Finlandia en 1890, cuando promulgó el llamado Manifiesto Postal, lo que suponía una violación directa de la Constitución de Finlandia y sometió el Servicio Postal al control directo de la administración rusa.

A finales de la centuria el Gran Ducado de Finlandia gozaba de una considerable autonomía, aunque el sueco seguía siendo el idioma oficial. La larga tradición entre Suecia y Finlandia logró, de alguna manera, que los finlandeses de comienzos del siglo XIX se sintieran vinculados con los suecos, hasta que en 1812, el nuevo poder establecido decidió el traslado de la capital de Turku a Helsinki, rompiendo, de ese modo, con la tradición.

Nicolás II, el último Gran Duque de Finlandia e hijo de Alejandro III, mantuvo la dignidad de Gran Duque de Finlandia hasta la independencia del país. Aunque prestó el mismo juramento que sus predecesores, permitió la política de rusificación que ejercía en Finlandia la administración rusa, dirigida por el gobernador general. La tensión llegó a su apogeo cuando fue nombrado para dicho cargo el general ruso Bobrikov, quien, desde el inicio de su cargo en 1898, empezó a restringir la autonomía finlandesa, publicando el llamado Manifiesto de febrero, en el que se impuso la enseñanza del ruso en las escuelas y, al mismo tiempo, dicho idioma fue declarado lengua de la administración. En 1903, Bobrikov obtuvo poderes dictatoriales pero, al año siguiente fue asesinado en el Senado por un activista llamado Eugen Schaunman.

El sentimiento nacionalista finlandés vivía desde mitad de la década de los años treinta del siglo XIX un primer periodo de esplendor, sobre a partir de 1835, con la aparición del extenso poema épico Kalevala, recopilado por Elías Lönnrot e inspirado, en buena parte, en los cantos populares de los bardos carelianos. Al mismo tiempo, el poder ruso estimuló el empleo del idioma finés como fórmula para contrarrestar la influencia cultural sueca, lo que llevó a la reforma de la enseñanza, de modo que el idioma finés se convirtió en el segundo idioma oficial.

Todo ello tendría un precio. El despertar de la conciencia nacional finesa tardaría su tiempo en colisionar frontalmente con el carácter autocrático del régimen zarista y provocaría un endurecimiento de las relaciones con el paso de los años. Encontramos algunos ejemplos significativos del deterioro de la situación, que ya hemos comentado. En febrero de 1899, y a instancias del gobernador Brobikov, un manifiesto del zar suprimiría el ejército finlandés e impondría el ruso como idioma de la administración.

Esta situación se prolongaría hasta 1905, cuando la revolución rusa produjo una cierta flexibilización, que se tradujo un año después en una reforma parlamentaria basada en el unicameralismo y el sufragio universal. La mujer finlandesa obtuvo el derecho al voto, siendo Finlandia el primer país europeo y el segundo en el mundo en otorgarlo. Sin embargo, en 1907, el éxito de los socialistas en las elecciones de aquel año, provocó la intensificación de la represión y la “rusificación”.

El 6 de diciembre de 1917, aprovechando la actitud benévola del gobierno bolchevique, el Senado finlandés declaró la independencia del país, situación que sería reconocida en el Tratado de Brest-Litovsk, firmado el 3 de marzo de 1918 en la ciudad polaca de dicho nombre, entonces bajo soberanía rusa, entre el Imperio alemán, el Imperio austrohúngaro, Bulgaria, el Imperio otomano y la Rusia soviética.

Documento del Tratado de Brest-Litovsk (1918)

En el Tratado, Rusia renunciaba a Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia, que a partir de entonces quedaron bajo el dominio y el control social y económico de los Imperios centrales. Al mismo tiempo entregó Ardahan, Kars y Batumi al Imperio otomano y Alemania consiguió reforzar el frente occidental con efectivos orientales.

Sin embargo, la derrota alemana en la Gran Guerra anuló el Tratado y sólo Finlandia y Turquía, sucesora del Imperio otomano, conservaron los territorios fruto del citado acuerdo. En el artículo 6º del Tratado se dice que Rusia debe desocupar Finlandia y las islas Aland, incluyendo sus puertos. “Si el hielo no permite que los barcos rusos dejen los puertos, debe dejarse una tripulación mínima en los mismos”, del mismo modo que las citadas islas “no deben volver a ser fortificadas”.

[… continuará]

Juan Carlos Díaz Lorenzo

La compañía finlandesa Kristina Cruises, con sede en Kotka, adquirió recientemente el buque de cruceros The Iris, para su reforma y adaptación a sus criterios comerciales y será abanderado en Finlandia y rebautizado con el nuevo nombre de Kristina Katarina. Dicho buque, ex Francesca, ex Konstantin Simonov, fue construido en astilleros de Polonia en 1982 y relevará al veterano Kristina Regina, un barco muy bonito, de dos chimeneas, con un innegable sabor clásico que, previsiblemente, acabará sus días en el desguace ante las limitaciones impuestas por el SOLAS 2010.

De acuerdo con la programación hecha pública por Kristina Cruises, el buque Kristina Katarina zarpará el 31 de agosto de 2010 del puerto de Helsinki en su viaje inaugural, en un crucero de 12 días de duración con escalas en Kiel, Amsterdam, Oostende, Cherbourg, Brest, Vigo, Lisboa, Cádiz y Gibraltar. Seguirá un programa de cruceros por el Mediterráneo y el Mar Rojo, con lo que la opción de los puertos canarios, una vez más, se diluye.

El crucero "The Iris", a su llegada, el 16 de enero, al puerto de Nadendal

El crucero finlandés "Kristina Regina", en el puerto de Helsinki

Fotos: Petri Isomäki y Marco Hänninen (www.faktaomfartyg.com)

Juan Carlos Díaz Lorenzo

Con 42 años de historia marinera se ha ido para siempre de la mar el crucero Golden Princess que, en más de cuatro décadas de existencia, fue el último nombre de los diez que llegó a ostentar a lo largo de su dilatada vida marinera y, entre ellos, el primero y más importante, a nuestro criterio: Finlandia.

Este buque, que forma parte de la historia de la Marina Mercante y de la construcción naval de Finlandia, marcó un punto de referencia en la evolución tecnológica del sector. Se trata, en realidad, de un proyecto basado en los ferries Ilmatar y Fennia, aunque incorporándole diversas modificaciones e innovaciones, atendiendo así a las necesidades del tráfico y a los requisitos de la compañía Finska Angfartygs Ab (FAA), una de las navieras que formaba parte del grupo Silja Lines, para el tráfico internacional al que iba destinado con el nombre comercial de Finlandia Line.

Construcción número 383 de los astilleros Oy Wärtsila Ab, en su factoría de Helsinki, el primer bloque de su quilla se puso en grada el 8 de abril de 1965 y fue botado el 25 de agosto de 1966, en ceremonia que amadrinó la señora Louise Ehnrooth.

El 10 de mayo de 1967 fue entregado a sus armadores, en una ceremonia celebrada en mar abierto frente a la ciudad de Harmaja, estrenándose el día 25 de ese mismo mes, en su viaje inaugural, en la línea Helsinki-Copenhague-Travemünde, en la que permaneció durante casi toda esta etapa, excepto en noviembre de 1972, en que cubrió la línea Helsinki-Marieham-Estocolmo.

El ferry finlandés «Finlandia», en sus primeros años de mar

Por entonces era un buque ferry de 8.583 toneladas brutas, 4.383 netas y 1.715 de peso muerto y medía 153 metros de eslora total, 20 de manga y 5,60 de calado máximo. El equipo propulsor estaba formado por cuatro motores Sulzer, modelo 9ZH 40/48, fabricados bajo licencia por Wärtsila, con una potencia de 16.400 caballos, acoplados a dos ejes y hélices de paso variable sistema kamewa, que le permitían alcanzar en pruebas de mar una velocidad de 22 nudos.

Tenía acomodación para 270 pasajeros en primera clase, 194 en segunda clase y 200 en clase turista, así como 320 coches en el garaje. En febrero de 1974 se le instalaron aletas estabilizadoras, de las que había carecido cuando entró en servicio. Código IMO 6622458.

El diseño del buque estaba inspirado en los ferries «Ilmatar» y «Fennia»

El ferry «Finlandia», en su etapa de Finnlines

El 23 de enero de 1968 colisionó en la maniobra en el puerto de Travemünde con el mercante Brook Gustav, resultando el buque finlandés con escasos daños. El 27 de junio de ese mismo año acudió en ayuda de los ocupantes de una lancha rápida en llamas, cuando se encontraba a tres millas de Stevns. Los dos náufragos declararon que habían enviado señales de socorro a una veintena de barcos que navegaban por las proximidades y no les hicieron caso, a pesar de que era visible que la lancha estaba ardiendo. Y en diciembre de ese mismo año, el ferry Finlandia tuvo el honor de estrenar el nuevo muelle del puerto de Valmet.

El 31 de mayo de 1970 se declaró un incendio en la sala de máquinas, cuando el buque navegaba por el Golfo de Finlandia. La tripulación consiguió extinguirlo después de tres horas de duros trabajos. En febrero de 1971 se vivió un episodio de huelga a bordo, cuando el barco regresaba de una varada reglamentaria en los astilleros Eriskbergs. Y dos meses después, a comienzos de abril, navegando con un fuerte temporal en las proximidades del faro de Hiiuma, un camión cisterna volcó en el garaje sobre cuatro vehículos, aplastándolos, y a punto estuvo de explotar y provocar una tragedia. Como otro hecho destacable, en febrero de 1974 fue inmovilizado para instalarle aletas estabilizadoras, de las que carecía hasta entonces.

En junio de 1975 el ferry Finlandia fue vendido a la sociedad Finnlines (Enso-Gutseit O/Y), de Helsinki, sin cambiar de nombre ni de ruta. El 1 de julio siguiente se declaró un incendio en la cocina cuando el barco se encontraba en el puerto de Travemünde. El fuego afectó, además, a la cabina del radiotelegrafista y la cubierta de oficiales. El 13 de septiembre de ese mismo año, cuando navegaba al suroeste de Gedser, rescató a los siete ocupantes del yate alemán John II, antes de que se hundiera. Poco después, el día 27 de ese mismo mes, salvó a dos ocupantes de una lancha de goma que huían de Alemania oriental, siendo desembarcados sanos y salvos en el puerto de Travemünde.

Entre los meses de mayo y agosto de 1977 navegó por cuenta de TT-Saga Lines en la línea Helsinki-Malmö-Travemünde y en noviembre de ese mismo año pasó a navegar en la línea Helsinki-Copenhague-Lübeck. Unos días antes, en octubre, capeando uno de los peores temporales que se recuerdan en el mar Báltico, desde el puente del ferry Finlandia se divísó un pequeño bote a motor, dando fuertes bandazos y parecía que la mar se lo comía. Por radio se le preguntó al único tripulante si necesitaba ayuda y éste contestó, muy ufano, que se encontraba perfectamente, por lo que el capitán decidió continuar su viaje. Y en ese mismo año, a partir de noviembre y por espacio de siete semanas, el barco cumplió con la función de simple carguero en la línea que tenía asignada.

Durante esta etapa, y en diversas ocasiones, los motores principales del buque dieron frecuentes problemas técnicos, tomándose la decisión de proceder a su sustitución, realizándose los trabajos en los astilleros de Helsinki entre los meses de septiembre de 1978 y enero de 1979.

Tras su primera remodelación y nueva etapa como «Finnstar»

Visto de proa, con el nombre pintado en el costado, a media eslora

Al mismo tiempo se hicieron diversos trabajos para su transformación en crucero de turismo con capacidad para 576 pasajeros, así como una modernización de su estampa marinera, caso de la chimenea, suprimiendo la falsa situada detrás del puente y alargando las dos verdaderas en un llamativo diseño rematado con un alerón guía-humos.

Cuando salió de nuevo a navegar lo hizo con el nombre de Finnstar y en enero de 1979 realizó el primer viaje de su nueva etapa partiendo de Helsinki, en un itinerario con escalas en Copenhague, Bremerhaven, Canarias y varios puertos del Norte de África, fletado por la compañía alemana Hapag Lloyd. También realizó algunos cruceros por el Mediterráneo e incluso a Leningrado y Tallin e hizo un viaje especial a Egipto e Israel, algo bastante novedoso entonces. El 19 de noviembre del citado año se convirtió en el primer crucero finlandés que atravesó la línea del Ecuador. Sin embargo, la experiencia, que se aventuraba feliz, chocó con un condicionante externo importante.

La segunda crisis del petróleo y la contracción del mercado, así como la huelga de los tripulantes finlandeses, frustraron los proyectos de los cruceros del buque Finlandia y en agosto de 1980, ante la importante caída de la demanda, el barco rindió su último viaje comercial en Barcelona y, a continuación, dos días después quedó amarrado en Toulon a la espera de acontecimientos.

En mayo de 1981 fue vendido a la compañía Loke Shipping Ltd. (I.M. Skaugen), con sede en Bahamas y fue rebautizado Innstar. En agosto del citado año arribó a los astilleros de Aalborg (Dinamarca) para su reconversión en crucero de lujo destinado a las aguas del Lejano Oriente, con capacidad para 437 pasajeros. Los trabajos finalizaron en abril de 1982 y por entonces el barco había sido vendido al armador noruego Jorgen Lauritzen y rebautizado Pearl of Scandinavia, estrenándose, en junio del citado año, con un crucero entre Hong Kong y Singapur. Por entonces era un buque de 10.311 toneladas brutas, 5.597 netas y 1.715 de peso muerto, con las mismas dimensiones.

Bonita foto aérea del buque «Pearl of Scandinavia»

En abril de 1987, la sociedad Pearl Cruises fue vendida a Ocean Cruise Line Ltd. y unos meses después, en enero de 1988, el buque Pearl of Scandinavia arribó a los astilleros de Sembawang, en Singapur, donde se procedió a una profunda remodelación y modernización, siendo alargado de proa en tres metros y sustituyéndole la chimenea, quedando con capacidad para 725 pasajeros atendidos por 235 tripulantes. En febrero fue rebautizado con el nuevo nombre de Ocean Pearl y comenzó una nueva etapa realizando cruceros con base en Bangkok.

En su etapa como «Ocean Pearl», fondeado en Hong Kong

En abril de 1990, la sociedad Ocean Cruise Lines fue adquirida por la compañía Crosières Paquet, figurando el buque registrado, a partir de 1992, a nombre de la sociedad Sodimarit S.A. En realidad, la citada Crosiéres Paquet también formaba parte del grupo empresarial que gestionaba Costa Crociere, razón por la cual, a partir de febrero 1994, la gerencia de este buque pasó a manos de la citada sociedad italiana.

Durante unos meses, el buque ostentó el nombre de Pearl y en 1995 fue sometido a un nuevo reacondicionamiento en los astilleros Mariotti, en Génova, reapareciendo en noviembre de 1995 con el nombre de Costa Playa y figurando como propietaria la sociedad Prestige Cruises N.V., con sede en Bahamas.

En su etapa con Costa Crociere ostentó el nombre de «Costa Playa»

Este barco figura entre los primeros de su clase que hicieron escala en Cuba, gracias a un acuerdo entre la compañía italiana Milestone N.V. y la sociedad mixta Cubanco. Los viajes comenzaron en noviembre de 1995 con un itinerario semanal con escalas en Puerto Plata, Santiago de Cuba, Montego Bay (Jamaica), La Habana y Bahía de Nipe. Se ofrecía, asimismo, la posibilidad de estancias de una semana en las instalaciones hoteleras de Cayo Largo, Varadero y Cayo Coco, en Cuba. A partir de julio de 1996, el buque tuvo como base el puerto de La Habana y a su itinerario por el Caribe se añadieron escalas en la Isla de Pinos y Cozumel (Méjico). En su primer año de actividad transportó unos 12.500 pasajeros.

En enero de 1998 fue vendido a la sociedad Mega Wave International Ltd., con sede en Hong Kong y rebautizado Oriental Pearl y bandera de Bahamas. Sin embargo, en agosto de 1999 el barco retornó a la propiedad de Costa Crociere, aunque en esta ocasión rebautizado con el nombre de Joy Wawe.

En noviembre de 2000 fue vendido a Eurasia International (China) Ltd. Partnership, sociedad con sede en Hong Kong, que lo explotó en aguas de aquella ciudad como casino flotante y en cruceros de corta duración con el nuevo nombre de Golden Princess. Posteriormente pasó a la propiedad de Island Ship Management Ltd. y en septiembre de 2009 fue vendido para desguace en China, a razón de 220 dólares por tonelada.

«Golden Princess»: epílogo de una larga vida marinera

Así se fue de la mar, para siempre, la elegante estampa marinera del antiguo ferry Finlandia, un barco emblemático en la historia de la Marina Mercante de Finlandia, cuya bandera enarboló por espacio de catorce años.

En marzo de 1981, el nombre del país nórdico volvería a navegar en la figura de un nuevo super-ferry, también construido en los astilleros de Turku por encargo de Finska Angfartygs Ab (FAA), de 25.905 toneladas brutas y 1.676 pasajeros, nombre que ostentó hasta mayo de 1990, en que fue vendido a la compañía danesa DFDS y desde entonces navega con el nombre de Queen of Scandinavia. Pero esa ya es otra historia.

Fotos: Peter Asklander, Micke Asklander, Rickard Sahlsten, Fotohaus Pamperin (pamerin-travemunde.de), Sören Lund Hviid y Foto Slava. (www.faktaomfartyg.com).