Juan Carlos Díaz Lorenzo

Durante todo el año 2011 la ciudad de Turku, la antigua capital de Finlandia, se convierte en el escenario de cientos de actos culturales con motivo de su declaración como capital cultural del país. El lema del evento en finés es «Turku palaa», un juego de palabras, que puede traducirse o bien «Turku arde » o «Turku vuelve».

La inauguración se celebró el pasado 15 de enero con un espectáculo de luz y color en un ambiente muy festivo en la gélida noche invernal de la antigua capital, que ahora acoge nuevas ideas y realza su vitalidad a las orillas del río Aura.

Uno de los aspectos más destacados será la batalla de 2011, previsto para agosto. Este espectáculo sin precedentes combina lucha libre con la música de acordeón de Kimmo Pohjonen, famoso artista por la superación de los límites. Une el drama de las artes marciales con audaces giros de arte audiovisual.

Un parque central a modo de gimnasio cultural en las orillas del río Aura incluye puntos de encuentro donde cualquier persona puede disfrutar de música, literatura y obras de arte. El parque alberga una gran variedad de atractivos, incluso canoas para una  fácil navegación por el mismo.

Panorámica del centro de la ciudad de Turku

El programa completo de la capital de la cultura de Finlandia 2011 incluye cientos de grandes y pequeños actos, exposiciones y espectáculos, todos ellos como parte de un esfuerzo compartido y abierto con la participación de artistas y residentes de la ciudad, desde niños a las personas de mayor edad.

Turku entiende la cultura en su sentido más amplio. Por ello, junto con los principales acontecimientos e hitos, el año de celebración cultural forma parte de la vida cotidiana en las escuelas, los lugares de trabajo, los barrios residenciales, los restaurantes y las calles. La alegría tiene lugar en tierra, en el mar y en el aire.

El presupuesto para la empresa de Capital de la cultura de Turku es más de 50 millones de euros, distribuida desde 2008 a 2016. Un tercio de la financiación proviene de la ciudad y la comarca circundante, otro tercio del Gobierno finlandés y el resto de otras fuentes, incluyendo las alianzas corporativas y la venta de entradas.

Aunque no se sabe con exactitud cuando se produjo la fundación de Turku, su historia documentada empieza en 1229, con el traslado del Obispado. El arzobispado de la Iglesia Evangélico-Luterana de Finlandia tiene su sede en la ciudad y la catedral de Turku es considerada santuario nacional. No obstante, se cree que la ciudad habría nacido hacia el año 1150 como punto de encuentro donde los habitantes del interior del país y los navegantes cambiaban sus mercancías.

El nombre en finés, Turku, significa mercado, mientras que el nombre en sueco, Åbo,  se refiere a «asentamiento ribereño». En 1554, el obispo Mikael Agrícola fue el primero en utilizar el finés como lengua escrita, para traducir la Bíblia a su lengua nativa. En 1640, Turku se había convertido en la primera ciudad universitaria de Funlandia, cuando la reina Cristina de Suecia mandó fundar la Academia de Åbo, sucursal de la Academia Real sueca.

Hasta 1809, Turku fue la capital de Finlandia y conservó su preponderancia como ciudad cultural, eclesiástica y universitaria. Durante la denominada Guerra de Finlandia (1808-1809), el país pasó a formar parte de Rusia. El zar Alejandro I ordenó en dicho año el traslado de la capital de Helsinki, convirtiéndose así en la sede oficial y administrativa del Gran Ducado de Finlandia.

Turku inició entonces un declive agravado en 1827 por un gran incendio que devastó la mayor parte de la ciudad. Esta circunstancia motivó también el traslado de la Academia a Helsinki, donde empezó su labor en 1828, embrión de la Universidad de Helsinki. Sin embargo, la histórica ciudad renació de sus cenizas y, como el Ave Fénix, mantiene con legítimo orgullo su glorioso pasado y su relevante protagonismo en el concierto nacional y nórdico.

Foto: Markus Koljonen