Juan Carlos Díaz Lorenzo

Finlandia vive un nuevo escenario político, tras las elecciones celebradas el pasado domingo. El primer ministro, Alexander Stubb, dirigente del Kokoomus, ha salido derrotado frente al principal protagonista de la oposición, Juha Sipilä, líder del Partido del Centro. El recuento de los votos iba por el 73 % cuando Stubb reconoció la debacle y felicitó a su oponente por la victoria electoral. Varapalo para el conservador Stubb, pues, que sólo ha obtenido el 17,9% y un nuevo horizonte para Sipilä, que tendrá que pactar sí o sí para formar mayoría en el Parlamento nacional [Eduskunta], formado por 200 escaños.

El partido liderado por Sipilä ha obtenido el 21,7% de los votos, seis puntos más que en 2011 y casi cuatro puntos por delante del Kokoomus, con lo cual abandona el cuarto puesto que había mantenido hasta el momento. El Partido Socialdemócrata, encabezado por Antti Rinne, ha perdido 2,6 puntos y ha obtenido el 16,5%, mientras que los euroescépticos Verdaderos Finlandeses han conseguido el 17,6%, lo que les sitúa punto y medio por debajo de los resultados alcanzados en 2011, que fueron realmente espectaculares.

Juha Sipilä, líder del Partido del Centro, llamado a ser próximo primer ministro

En un país de consensos imposibles, Timo Soini ya se ha ofrecido como socio del próximo gobierno y ha reconocido públicamente su apetencia por la cartera de Asuntos Exteriores. Claro que, para contemplar esa posibilidad, Soini ha tenido que suavizar en los últimos cuatro años su discurso radical y moderar sus palabras contra la inmigración, aunque no por ello ha dejado de descargar con la contundencia que le caracteriza ante la situación en Grecia, país al que quiere fuera de la Unión Europea y no acepta la idea de un tercer rescate.

El protagonista de los comicios se llama Juha Sipilä. Sus adversarios le reconocen que ha hecho un buen trabajo desde la oposición y ahora llegó el momento de ponerse al otro lado de la barrera. Antti Rinne dice que no está dispuesto a formar gobierno con el Kokoomus, molesto porque en el pasado no se han cumplido acuerdos. De modo que Sipilä, un ingeniero de 54 años, está llamado a liderar esta nueva etapa en la que la economía del país nórdico ha sido el eje central de la campaña electoral.

Hace tiempo, demasiado, que la economía finlandesa atraviesa por un periodo de crecimiento negativo y un notable endeudamiento. Los indicadores señalan que el país ha perdido en los últimos cinco años un diez por ciento de competitividad. Nokia gravita en el sentimiento de pesar y lo que ello ha supuesto para la identidad nacional. La economía, además, sufre la caída de exportaciones y las tensiones con Rusia, su principal cliente.

Juha Sipilä conoce muy bien el sector tecnológico, pues fue el propietario de la empresa de componentes de telefonía Solitra, la que vendió en 1996 en 12 millones de euros. El país no está para celebraciones, por lo que ha llamado a trabajar desde el minuto uno y para ello se ha propuesto la creación de unos ochenta mil puestos de trabajo. Asunto de hondo calado y preocupación en estos momentos, pues la tasa de desempleo es elevada para un país de 5,4 millones de habitantes. Sipilä, que tiene poca experiencia política, propone salir de la crisis “entre todos” a base de recortes, moderación salarial y rebaja de impuestos directos. Comparte el mensaje de que Europa es solidaria siempre que los socios cumplan sus compromisos. De lo contrario, el criterio es otro bien distinto.

Foto: Lehtikuva

Nokia ya es historia

abril 22, 2014

Juan Carlos Díaz Lorenzo

Nokia, el principal icono tecnológico contemporáneo de Finlandia, ya es historia. La marca de telefonía móvil desaparecerá oficialmente el próximo viernes y la compañía pasará a llamarse Microsoft Mobile. Se convierte en uno de los pilares del gigante Redmond. Se llega, así, al final de un proceso que en su momento, cuando trascendió a la opinión pública, causó un fuerte impacto, pese a que en los últimos tiempos la decadencia competitiva era evidente y el curso de los acontecimientos presumía un cambio de rumbo, aunque no del calibre que finalmente se produjo.

Nokia Corporation (Nokia Oy) pasará a llamarse Microsoft Mobile Oy. Ese es el nombre de la nueva sociedad finlandesa que tendrá personalidad legal y tributaria. Los proveedores, clientes y socios ya han sido informados del cambio. Los dispositivos Lumia 930 y Lumia 630 son los últimos fabricados bajo la marca Nokia. La sede social estará en Espoo, en un edificio inteligente que tuvimos la oportunidad de visitar en junio de 2012. El dominio nokia.com y las redes sociales se mantendrán por espacio de un año.

Interior de la sede de Nokia en Espoo, vista desde el atrio

Los trámites han durado siete meses, después de que el acuerdo fuera anunciado el 3 de septiembre de 2013. La Comisión Europea y otros organismos reguladores internacionales, algunos de ellos relacionados con la competencia, han autorizado finalmente la operación, después de que concluyera que los efectos de la operación en el campo de los dispositivos portátiles inteligentes –incluidos teléfonos y tabletas– y las actividades de Nokia y Microsoft apenas se solapan. Ya sabemos cómo son los finlandeses en un concepto llamado transparencia.

Microsoft gana, sin duda. La operación le ayudará en su proceso de innovación y adaptación del mercado en el sector de “Windows Phones”. El gigante norteamericano pagará 5.440 millones de euros por la compra de la división de dispositivos móviles y las patentes de Nokia. Incluye todos los activos relacionados con el diseño y fabricación de móviles básicos e inteligentes, incluidas las fábricas, los centros de I+D+i y el traspaso de unos 32.000 trabajadores.

La primera versión del acuerdo ha conocido algunos ajustes, al amparo de lo comentado. Nokia otorga a Microsoft una licencia no exclusiva para la utilización de sus patentes de telefonía móvil durante diez años, que puede ser indefinida. En el acuerdo final queda excluida la fábrica de Nokia en Corea del Sur y una veintena de empleados de la oficina tecnológica de Nokia en China pasarán a formar parte de Microsoft. Enfrente tiene a dos rivales poderosos: Samsung y Apple. La compañía pionera, Nokia, ha llegado al final de su existencia. Pero su espíritu y la escuela creada en Finlandia sigue latente. Ha nacido la generación “post-Nokia”.

Foto: Juan Carlos Díaz Lorenzo 

Fin de la era Nokia

septiembre 6, 2013

Juan Carlos Díaz Lorenzo

Lejos de constituir un motivo de alegría, la noticia de la venta de un gigante llamado Nokia a Microsoft ha causado cierta tristeza en Finlandia. Durante muchos años, Nokia ha abanderado el éxito tecnológico y económico del país, con un 19 % del PIB –lo cual nos da una idea de su envergadura–, pero este ciclo ha llegado a su fin. El primer ministro, Jyrki Katainen, dice que es pronto para saber cómo va a funcionar esta alianza estratégica y confía en que la nueva etapa aporte resultados positivos. Pero todavía está por ver el impacto en el número de puestos de trabajo directos y en estos días se respira una mezcla de emoción, tristeza y muchas preguntas para las que todavía no hay respuestas.

Lo cierto es que Nokia en los últimos años no era la sombra de lo que había llegado a ser en sus tiempos de esplendor. En 1998 era el mayor fabricante de móviles del mundo hasta que el año pasado cedió ese puesto a la oriental Samsung. Algunas voces críticas apuntan al derrumbe del gigante finlandés como resultado de una cuidadosa operación incluido un caballo de Troya llamado Stephen Elop, cuando desembarcó en septiembre de 2010 como consejero delegado de la multinacional y en lugar de barrer para casa, lo hizo atendiendo a los deseos de su antigua empresa, Microsoft, que es ahora la nueva propietaria de Nokia, por la módica cantidad de 5.540 millones de euros. El objetivo está claro: ganar cuota de mercado para competir en mejores condiciones frente a la ola arrasadora de los gigantes Google con Android y Apple con IOS.

Interior de la sede de Nokia, en su edificio inteligente de Espoo

Los acontecimientos parecen demostrar el aserto. Stephen Elop, canadiense, trabajó casi tres años al frente de la división de empresas de Microsoft. Seis meses después de su nombramiento al frente de Nokia se anunció una nueva estrategia que supuso el final del desarrollo del sistema operativo Symbian y con ello ponía a la compañía finlandesa a los pies de Windows. Catalogado en algunos ambientes como “un topo”, lo cierto es que ahora el gigante norteamericano tendrá acceso a un importante núcleo de patentes y de la cifra publicada de su compra, unos 1.650 millones de euros corresponden a los derechos tecnológicos. Atrás quedan muchos puestos de trabajo eliminados, la venta de la sede central en Espoo –que es uno de los emblemas de la arquitectura contemporánea de Finlandia– y la drástica reducción del departamento de investigación y desarrollo, que era la joya más preciada de la otrora poderosa compañía.  

Por lo que se ha publicado, Nokia representa en estos momentos el 80 % del mercado de Windows en móviles. Si hasta hace unos días Microsoft ganaba 10 dólares por cada dispositivo vendido por Nokia con el sistema operativo Windows, a partir de ahora serán 40 dólares. Es decir, se multiplicará por cuatro, con lo cual se estima que en 18 meses la inversión será rentable. Mucho ha tenido que ver en toda esta estrategia y operación Steve Ballmer, que ha expresado su deseo de abandonar Microsoft en el plazo de doce meses, tiempo en el que habrá que encontrarle un sustituto.  Stephen Elop mantiene el tipo y tiene asegurado un puesto en el consejo de administración de la nueva Microsoft-Nokia.

Nokia no consiguió mantener su liderazgo del mercado con los nuevos móviles

Nokia viene pasándolo mal desde que Apple irrumpió con su iPhone y en apenas seis años se ha derrumbado y ha perdido la relevancia que tenía a nivel mundial. Su éxito era, en parte, el éxito de Finlandia, país tecnológicamente puntero. Hubo un atisbo de renacimiento cuando sacó al mercado el modelo Lumia, pero no fue suficiente, pues la fortaleza de sus rivales se lo impedía. La crisis que vive Europa también ha tenido su influencia en el curso de los acontecimientos. Un dato: Google y Apple copan el 86 % del negocio de la informática móvil y Microsoft no llega al 4 %. A partir de ahora, Nokia será el pilar de la nueva Microsoft, si es que la maniobra consigue mantener a flote el sistema operativo, algo que todavía está por ver. La operación se financiará con dinero que está en su mayor parte fuera de EE.UU., evitando así el pago de impuestos.

La generación post Nokia seguirá trabajando en el desarrollo de software y tecnología. Son profesionales jóvenes muy valiosos y cotizados. Pero está claro que el fin de la era Nokia ha llegado, como confirmó esta semana el ministro de Asuntos Económicos, Jan Vapaavuori. Atrás quedan los reiterados desmentidos de los portavoces y ejecutivos de ambas compañías, aunque el guiso estaba en un gran caldero en la cocina. El paso ya está dado y se hará efectivo en el primes semestre de 2014. Siete años atrás, en 2007, Nokia parecía invencible –de cada 100 móviles vendidos, 63 eran de la marca finlandesa– pero los analistas entienden que no supo adaptarse a tiempo a la transformación radical que supuso la llegada de los dispositivos táctiles y todo su universo. Pensaron que sería una moda pasajera. Y el tren tecnológico, el mismo que ellos habían desarrollado con tanto éxito, acabó arrollándolos.  

Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo

Un gigante llamado Nokia

agosto 22, 2012

Juan Carlos Díaz Lorenzo

En el programa que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia organizó con motivo del reciente viaje a Helsinki de los cónsules honorarios en España y Portugal figuraba una visita al gigante Nokia. El encuentro se produjo en su sede central en Keilaniemi, situado en el entorno de Espoo. Un edificio imponente y una presentación a cargo de dos destacados ejecutivos: Esa Kaunistola, director de Política de Comercio Exterior de Nokia Corporation y Kristo Lehtonen, director de Relaciones Institucionales de Nokia Siemens Networks.

En el sector de las telecomunicaciones, Nokia es sinónimo de Finlandia. Es una marca muy reconocida en todo el mundo, no en vano es el segundo fabricante de teléfonos móviles y, además, produce infraestructura para redes de telefonía móvil y otros equipamientos de telecomunicaciones para aplicaciones como la telefonía tradicional por voz, RDSI, acceso a internet por banda ancha, radio profesional móvil, voz sobre IP y una línea de receptores de satélite. Provee equipos de comunicaciones móviles incluyendo TDMA, GSM, CDMA y W-CDMA.

Interior del atrio del edificio central de Nokia

Esa Kaunistola en su  presentación de Nokia

Cónsules en Pilar de la Horadada, Asturias, Tenerife, Valencia, Benidorm, Sevilla y Cantabria y Pekka Tolonen (Finpro)

Nokia remonta sus orígenes a 1865. Un ingeniero de minas llamado Fredrik Idestam estableció una fábrica de pulpa de madera para la producción de papel en el suroeste del país. Y le puso el nombre que conocemos en la actualidad. La empresa evolucionó favorablemente, de tal modo que comercializaba en la Europa industrial de la época y en entorno nació una comunidad vecinal que se llamó Nokia, factor que aprovechó una industria cercana llamada Finnish Rubber Works Ltd., dedicada a la fabricación de caucho, neumáticos y zapatos, entre otros derivados.

Existe otro elemento a tener en cuenta. En 1922, diez años después de su establecimiento en el centro de Helsinki de una compañía de cables llamada Suomen Kaapeliehdas, pionera en el país en el desarrollo de redes telegráficas y telefónicas, fue adquirida en su mayor parte por los productores de caucho y las tres empresas siguieron el camino de una sola administración. Después de la guerra mundial sería adquirida en su totalidad.

La presencia de Nokia en el mundo de las telecomunicaciones data de 1960. En dicho año se creó el departamento de electrónica de la compañía de cables y a partir de 1962 se enfocó a la especialidad de las radiotransmisiones. Fue una decisión muy acertada, pues en aquella época la tecnología de los semiconductores estaba en su desarrollo. En 1967 se introdujo el sistema de modulación de códigos por pulsos, lo cual incrementó sustancialmente la capacidad de los cables telefónicos y dos años después, Nokia se convirtió en la primera empresa en introducirla y se situó a la vanguardia de sus competidores.

Exposición de los teléfonos móviles fabricados por Nokia

Exposición parcial de modelos de nueva generación

El diseño es una constante en cada rincón del edificio

En la década de los años setenta, el panorama había cambiado por completo. El desarrollo de los radioteléfonos –precursores de los teléfonos móviles, en producción desde 1963- había crecido de tal modo que se exportaban equipos a fuerzas militares y poderosas empresas transnacionales. En 1965 presentó el primer prototipo de teléfono GSM. En 1967 nació Nokia Corporation, resultado de la fusión de las tres empresas matrices ya citadas. Por entonces la telefonía era electromecánica y Nokia asumió el riesgo de aventurarse en la tecnología digital, para lo que creó el sistema DX 200, convertido en la base de la telefonía fija y móvil del grupo finlandés.

La competitividad y la innovación no habían hecho más que empezar. En 1981, tras el establecimiento en los países nórdicos de la primera red internacional de telefonía móvil celular (NMT), Nokia fabricó para los primeros teléfonos de uso en automóviles. En el transcurso de la década adquirió las operadoras Mobira, Salora, Televa y Luxor de Suecia. En 1987, año en el Nokia produce su primer ordenador portátil, la compañía finlandesa adquirió las operaciones de productos electrónicos y parte de los negocios de componentes de las sociedades German Standard Elektrik Lorenz y Oceanic.

Maqueta del conjunto arquitectónico de  Keilaniemi

Escalera de acceso a una de las alas del edificio

Comedor para el personal de la sede central de Nokia

La gama de ordenadores portátiles, denominada Mikromikko, sería posteriormente vendida a ICL y después a Fujitsu-Siemens. A finales de la década Nokia se había convertido en la compañía de tecnología de la información más grande en el entorno de los países nórdicos tras la adquisición de la división de sistemas de datos de Ericcson. Y para rematar expandió su industria del cable en Europa a través de la compañía holandesa NKF.

Los últimos años, sobre todo a partir de 2009, las cosas se han vuelto más complicadas para este gigante. Algunos problemas de gestión y otros como la dura competencia internacional (principalmente Samsung) y un fuerte descenso del consumo han lastrado su primacía, aunque posee casi el 40 % del mercado. Pese al acuerdo con Microsoft, las dificultades para competir con otras marcas y las advertencias de las agencias de calificación, se han convertido en elementos preocupantes. No por ello Nokia dejará de sorprendernos con sus estrategias.

Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo